En Canarias, luego de más de cinco siglos de sistema económico volcado hacia el exterior, la situación ambiental se torna complicada. La diferencia del "monocultivo" actual, el conformado por el piche y el hormigón, tiene la novedad de dejar inutilizado el suelo para el futuro. Desde el siglo XV hasta la actualidad las clases dominantes han ido cambiando de cultivos de exportación a medida que las diferentes crisis económicas hicieron desaparecer la rentabilidad de los cultivos hasta ese momento desarrollados. Así, de este modo, fueron siendo sustituidos los monocultivos de la caña de azúcar, la viña, la orchilla, la barrilla, la cochinilla y el plátano y el tomate.
A finales del siglo XIX entra en juego una nueva actividad económica, el turismo. Durante varias décadas fue una actividad reducida, limitada a unos pocos enclaves y con poco peso en la economía canaria, aunque desde mediados del siglo XX se ha ido convirtiendo en dominante. Los cultivos que anteriormente dominaron la actividad económica mayormente se han mantenido con diferente fortuna. Así, la caña de azúcar mantiene algunas producciones entre las que podemos concretar las destinadas a fabricar el ron La Aldea, en La Palma, fabricado íntegramente con caña de azúcar canaria, y determinadas producciones de ron Arehucas, en Gran Canaria, concretamente los reserva. La viña está bastante extendida y en expansión actualmente habiendo conservado una fuerte tradición en islas como Tenerife y Lanzarote.
La cochinilla mantiene algunas escasas producciones y el plátano y tomate conservan una estimable producción aunque sostenida por subvenciones europeas.
Las actividades turísticas e inmobiliarias, como decíamos arriba, tienen la característica de dejar inútil el suelo, que no podrá volver a ser utilizado salvo con costosísimos métodos, por lo que resulta insostenible a todas luces ya que no supone la utilización del mismo según las necesidades reales sino en función de la cuenta de resultados.
La especialización económica en este sentido supone el abandono del resto de sectores, entre ellos el agropecuario, lo que da lugar a una economía dependiente, débil e insostenible. Una economía equilibrada, por tanto, supone una garantía de fortaleza de la misma.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario