martes, 8 de mayo de 2012

EL CAMBIO CLIMÁTICO QUE VIENE

El MTPE (Máximo Térmico del Paleoceno-Eoceno) ocurrió hace 56 millones de años y supuso una subida de la temperatura mundial en 5ºC debido a una acumulación masiva de gases de efecto invernadero en la atmósfera. Este proceso duró 150.000 años que fue el tiempo que tardaron los océanos y los bosques en absorber el exceso de carbono en la atmósfera y enfriar el planeta. Este fenómeno se produjo debido a un aumento repentino de la concentración de CO2 en la atmósfera por causas que aún no se conocen con exactitud, aunque hay diversas hipótesis entre las que está el desarrollo de erupciones volcánicas masivas producidas por el movimiento de las placas tectónicas. El aumento de la concentración de CO2 se produjo desde las 1.000 ppm a superar las 1.500, lo que dió lugar al aumento de temperatura mencionado. El planeta era mucho más cálido que ahora antes del MTPE, ya que partía de una temperatura media de 20ºC, cuando ahora es de unos 7ºC pero la acumulación de gases de efecto invernadero debida a la quema de combustibles fósiles puede suponer, según previsiones del Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climático que se pase de 390 ppm medidas en 2010 hasta superar las 1000 ppm para 2100. Los avances de la ciencia permiten conocer que pasó en ese momento, por lo que si seguimos con el ritmo actual de quema de los combustibles fósiles sabemos lo que pasará. El consumo de combustibles fósiles ha liberado más de 300.000 millones de toneladas de carbono desde el siglo XVIII. Si quemamos el resto de las reservas, no sólo se producirán un calentamiento masivo del planeta con graves consecuencias para el desarrollo actual de la vida sino que sus consecuencias tardarán mucho tiempo en corregirse. El ritmo de calentamiento se acelerará si seguimos quemando fósiles ya que se pueden producir liberaciones masivas de metano que aceleran el calentamiento y, con ello, abrir un proceso lógicamente incontrolable desde nuestra reducida capacidad humana. Está en nuestra responsabilidad reducir las emisiones de carbono a la atmósfera, tanto desde la esfera personal, reduciendo el uso del coche y apostando por los transportes públicos y la bicicleta, además de ahorrar energía en el hogar y en el trabajo, como presionando a los poderes públicos para el fomento de las energías limpias y renovables que reduzcan las emisiones a la atmósfera, a lo que es importante sumar la participación en la reforestación de espacios desarbolados.