martes, 3 de mayo de 2011

LA AMAZONÍA PELIGRA

De forma inminente se va a votar en el Congreso brasileño la modificación del Código Forestal que, desde 1965, establece las áreas protegidas de Brasil. Curiosamente, el proyecto ha sido presentado por un diputado comunista que contará con el apoyo de la denominada bancada ruralista, que agrupa a un influyente sector político que funciona como testaferro de los intereses de la industria agropecuaria y los terratenientes.

La modificación plantea la reducción de las áreas protegidas para permitir el avance del área cultivable. El Código forestal vigente establece las Áreas de Preservación Permanente (APP) que están situadas en zonas de riesgo de inundaciones y deslizamientos y que sólo pueden ocuparse para la realización de obras de interés público, además de que establece la protección de un área de 30 metros en los márgenes de los ríos, que se vería reducida a la mitad.

En la misma línea, el Código vigente obliga a los agricultores a mantener una reserva legal, un área protegida dentro de todas las propiedades rurales que varía entre el 80% en la Amazonía y el 20% en el sur del país. La reforma también reduce este requisito, a un 50% en el caso de la Amazonía.

Con la reforma pretendida, Greenpeace calcula que se deforestarían 85 millones de hectáreas de las 537 que ahora son boscosas. Otras organizaciones aumentan la cifra.

La reforma también amnistía a aquellos propietarios que ocupan áreas ilegalmente, lo que daría más fuerza a la cultura de la impunidad.

RAZONES PARA RECHAZAR ESTA REFORMA
Diversos movimientos ecologistas se muestran de acuerdo en actualizar la reforma pero no de este modo. A la razón que se pone para realizarla, la necesidad de aumentar la producción agrícola de Brasil, los ecologistas proponen a cambio aumentar la productividad ya que, por ejemplo, bastaría con utilizar los 61 millones de hectáreas dedicadas a la ganadería de bajo rendimiento con una productividad de apenas 0,7 cabezas de ganado por hectárea, tres o cuatro veces menos que hace décadas. Según un estudio de la Universidad de Sao Paulo, con la utilización de estas tierras infrautilizadas se duplicaría la superficie cultivada.

Instituciones científicas como la Asociación Brasileña de Ciencias (ABC) y la Sociedad Brasileña para el Progreso de la Ciencia (SBPC) abogan por aumentar la eficiencia y la productividad, al tiempo que denuncian que con la reforma del Código Forestal se reducen las áreas protegidas en un 31%.

Ambas organizaciones enviaron al Congreso el estudio El Código Forestal y la ciencia: contribuciones para el diálogo con sus críticas al proyecto de reforma. Por ejemplo, las reservas legales y las APP abrigan insectos polinizadores sin los que las cosechas de cultivos como la soja, el café o el maracuyá pueden sufrir caídas de entre el 40 y el 100%. Por su parte, expertos de tres universidades brasileñas exponen que la reforma del Código Forestal llevaría a una reducción de la biodiversidad, a un aumento de la emisión de gases perjudiciales para la atmósfera y a un aumento de las pérdidas de suelo por la erosión. Del mismo modo, los efectos de la reforma provocarían un aumento de la probabilidad de inundaciones, debido a la ocupación de los márgenes fluviales.

A pesar de que el ponente de la reforma insiste en que favorece al pequeño agricultor, tanto el Movimiento de los Sin Tierra (MST) como Vía Campesina se han manifestado en contra de disminuir las áreas protegidas.

FUENTE: Diario Público

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