martes, 16 de enero de 2007

Artículo de opinión

CAMBIO CLIMÁTICO: INTERESES DE CLASE Y EMPOBRECIMIENTO MASIVO -- Rubén Alemán Sánchez
Desde hace años me llaman mucho la atención las opiniones voluntaristas de personas que niegan el cambio climático o lo relativizan como si de avestruces que esconden la cabeza en el agujero se tratara. Sobra decir que tampoco creo en el discurso catastrofista del ecologismo de derechas, muy preocupado por la avifauna local, y silente ante las desigualdades de clase de los distintos países de este planeta todavía llamado Tierra. Me han alertado asimismo unas declaraciones de Fernando Fraile, sempiterno presidente de la FEHT, Federación de Empresarios de Hostelería y Turismo, afirmando que el cambio climático no afectará al turismo y a la economía canarias. Según un informe de la Comisión Europea, este fenómeno cuyas causas son ya más que evidentes, hará que los inviernos en el norte de Europa sean más benignos, con lo cual no habrá tanta “emigración turística” hacia Canarias. Fraile señala que esto no tiene por qué ser así poniendo en solfa la opinión de distintos científicos medioambientalistas, aseverando que el cambio climático no afectará tanto a nuestro país. La pregunta es la siguiente: ¿a quién beneficia esconder o poner en tela de juicio la realidad? ¿No será la intención del sr. Fraile continuar con un modelo turístico más que trasnochado en vez de apostar por la urgente diversificación de la economía canaria? ¿Por qué duda de datos contrastados empíricamente a nivel internacional? Ya digo, no se trata de ser alarmistas, sino realistas. Es cierto que el clima siempre ha variado, tal y como sostienen aquellos que miran a otro lado ante un fenómeno de tal magnitud. Sin embargo, el problema del cambio climático es que en el último siglo el ritmo de estas variaciones se ha acelerado exponencialmente y la tendencia no parece ir hacia la remisión. Ya son pocos los que niegan que existe una relación directa entre el calentamiento global y el aumento de las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) provocado por los estados industrializados. Son los más pobres, como siempre, los que pagan los platos del banquete pantagruélico del desarrollo capitalista. África, Sudeste Asiático y América Latina se han convertido en la escombrera de la tecnología contaminante que ya no quiere Europa o Estados Unidos. A lo que hay que sumar la compra de cuotas de contaminación de éstos a aquéllos. La deforestación masiva, el derretimiento de los polos o de las nieves del Kilimanjaro, por ejemplo, provocan más desigualdades, si caben, en el planeta. Allí donde existía un hábitat adecuado para una población humana o animal ahora hay territorios desérticos, anegados o pasto de las multinacionales: verbigracia, Canadá, EE.UU. y la “nueva” Rusia ya se están disputando las riquezas naturales del polo norte ahora semideshelado. Si el desarrollo mundial, el crecimiento demográfico y el consumo energético basado en los combustibles fósiles siguen aumentando al ritmo actual, antes del 2.050 las concentraciones de dióxido de carbono (CO2) se habrán duplicado con respecto a las que había antes de la revolución industrial. En el siglo actual se prevé que la temperatura global se incremente entre 1 y 5º C. En Canarias los efectos son ya visibles. El huracán Delta, sufrido en el 2.005, formaba parte de la cadena de huracanes que ya Naciones Unidas anunció el pasado siglo. Canarias es una de las comunidades que menos respeta el Protocolo de Kyoto y no parece que la voluntad del Gobierno colonial sea otra que seguir apostando por el gas, las carreteras o el consumo intensivo de petróleo: ¡dependemos en más del 90% de este combustible fósil en una tierra con grandes posibilidades en lo que a energías alternativas se refiere! ¿Qué se puede hacer para ralentizar el cambio climático y disminuir sus consecuencias? 1. Estabilizar los niveles de CO2, evitando que las concentraciones en la atmósfera sigan creciendo. El Protocolo de Kyoto tiene como objetivo que los países industrializados reduzcan sus emisiones globalmente en un 5,5% por debajo de las que tenían en 1.990, y por tanto, se necesita disminuir el consumo de combustibles fósiles. 2. Aumentar las superficies vegetales que actúan como sumideros, es decir, que absorben CO2, evitando la deforestación y aumentando las repoblaciones, intentando respetar lo más posible las especies autóctonas canarias para así preservar la biodiversidad local. 3. Tomar medidas preventivas: hay que estar preparados en zonas especialmente sensibles como ecosistemas frágiles y sectores económicos vulnerables, para mitigar sus efectos. Son muchos más los elementos que sobre el cambio climático se podrían introducir. Pero debemos reiterar uno y añadir otro: el empobrecimiento que causa la emigración masiva de países como Malí, Mauritania, Senegal, etc. es causa también del irrespeto al medio. Las guerras y la utilización de armamento químico o convencional son igualmente detonantes de catástrofes naturales y, volvemos otra vez, de la pobreza. Cambio climático, guerras, pobreza. Capitalismo. Las fórmulas de economía social donde el sector público sea el motor de la economía y el capital privado se supedite a los intereses generales, y por tanto, a los representantes democráticamente elegidos por el pueblo no parece que estén en la agenda del pentapartito CC-PP-PSOE-NC-CCN. Es fácil: al no figurar en las agendas de los grandes emporios económicos tampoco están en las de los políticos del régimen. Dos más dos, cuatro.

(*) Rubén Alemán Sánchez es miembro del Consejo Nacional de UNIDAD DEL PUEBLO

No hay comentarios: